Oracle desarrolla y distribuye software informático, en particular mediante la descarga de Internet. De este modo, lleva a cabo con sus clientes contratos de “licencia” en virtud de los cuales el cliente adquiere un derecho de uso del software por tiempo indefinido, no transmisible y limitado al uso profesional interno. Ahí empieza el pleito que está en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
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